Parábola de El Ciego y la Lámpara



Había una vez, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad estaba a oscuras en una noche sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice: -¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves!

Entonces, el ciego le responde:

No llevo la lámpara para ver mi camino. Conozco la oscuridad de las calles de memoria…

Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi


"No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella."


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