A nuestros estudiantes...

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Siguiendo la temática del Camino  a la Felicidad, me dirijo ahora al hábito de los estudios. Debemos aprender, a incorporar día tras día nuevos conocimientos para tener mejores herramientas tanto en nuestro trabajo como en la vida misma. Conocimientos que servirá para la solución de conflictos y problemáticas que se nos presente de una manera más clara, objetiva y precisa. Pero estudiantes somos todos, desde que asumimos este rol en temprana edad en la educación preescolar hasta que alcanzamos con éxito y mucho esfuerzo nuestro grado universitario. Pero, ¿Quién no se sigue sintiendo estudiante hoy día? A pesar de ya haber culminado una carrera, nos mantenemos en la búsqueda constante de nuevas técnicas, modelos de negocio, aprender otro idioma, otro lenguaje de computación o incursionar en otras áreas distintas a nuestra formación profesional. Con cada lección que aprendemos en la vida, situaciones por las que pasamos bien sea de manera directa o indirecta (ya que muchas veces servimos de apoyo a terceras personas simplemente escuchando y siendo solidarios con ellos), nos genera nuevas experiencias que analizaremos y obtendremos nuestras mejores conclusiones, es decir, somos estudiantes constantes y permanentes de esta Escuela de la Vida.

Pero eso sí, debemos estar siempre atentos a cada una de esas lecciones para no pasarlas por alto y no repetir esos capítulos por el cual ya nos tocó pasar. Muchas veces no nos percatamos de las situaciones que nos acontecen o rodean y repetimos una y otra vez los mismos escenarios, los mismos miedos e incertidumbres por no asumir el riesgo de aprender la lección ya vista y cambiar para mejorar.

Pero volviendo al tema de los estudiantes, estas líneas están escritas principalmente para nuestros hijos, independientemente del tipo de estudio que estén ejerciendo. Bien sea primaria, secundaria o universitaria. Ismael Cala expresa que en el Camino de la Felicidad no triunfa el que va más rápido, sino el que tiene los objetivos más claro. Yo comentaba con mis hijos esta frase relacionándolas con las carreras de Fórmula 1, ya que muchas veces en la carrera va un piloto de una escudería punteando casi todas las vueltas pero al final no gana. Por qué? Bueno, sencillamente no tenía claro los objetivos de la carrera a utilizar para ganar, sólo le interesaba ir más rápido, tener la vuelta más rápida y terminar de primero. Pero le fallaron las estrategias y no cambio los cauchos, no entró a los pits o parada de boxes para garantizar las óptimas condiciones del vehículo y asegurar una victoria en la carrera. Pues bien, así nos pasa a nosotros en nuestra carrera como estudiantes y es lo que debemos enseñar y guiar a nuestros hijos para garantizar su éxito.


Yo les pregunto a mis hijos, que es lo que quieres ser en la vida, que te gustaría estudiar para ir plasmando en ese lienzo de vida, su proyecto o propósito de estudio. Claro, actualmente están algo pequeños, pero es bueno ir sembrando esa semilla de interés y despertar curiosidad en cuanto a los que ellos plantean. Con un objetivo claro, unas metas bien establecidas y con el apoyo necesario para enfrentar cualquier tipo de inconveniente u obstáculo que siempre se nos presentarán en la vida, lo más seguro es que le aligeremos un poco la carga en el camino al éxito. Claro está, que el deseo, la motivación y la inspiración deben partir de ellos, nosotros actuaremos como una especie de guía constante en todos los aspectos de su vida.

Para ello, nos convertiremos como una especie de Asesor Académico/Estudiantil y lo primero en analizar es la motivación del estudiante (hijo, amigo, familiar, sobrino, ahijado…). Conocer que lo impulsa, cuál es ese profundo deseo que promueve su voluntad, que determinará sus actos y sellara sus destino. Si uno orienta la formación en aquella carrera que nos despierta interés, entonces estaremos motivados a conocer cada día más sobre el mismo. Pero debemos estar claro y recordar la Ley Espiritual de Potencialidad Pura, saber quién soy y que quiero ser, cuáles son mis habilidades, mis destrezas, mis fortalezas y oportunidades, y como estoy aprendiendo lo que me gusta, no será una obligación y me dará satisfacción y felicidad, lo que se traduce al bienestar en salud y espiritual. Simplemente debemos hacer lo que nos gusta. De igual forma debemos tener e inculcar los correctos hábitos de estudios, como son:
  • Antes de Estudiar: Planificarnos y organizarnos. Saber que vamos hacer, que tiempo tenemos, cuantas tareas hay que realizar y contar con las herramientas necesarias disponibles para culminarlas. Igual forma tener la ambientación adecuada dentro de las posibilidades, para lograr la máxima concentración de los estudios.

  • Durante el estudio: Claridad de los objetivos en las tareas que se tengan por realizar o estudiar, concentrarnos en lo que realmente genera valor (Ley del Menor Esfuerzo) y no perder el tiempo en aquellas actividades que en el momento de estudio nos desconcentran. Tener estrategias activas, cartuchera, sacapuntas, cuadernos, reglas, calculadora y la más importante de todas, la tecnología disponible. Hoy día, nuestra generación de relevo, tiene una enorme ventaja competitiva que mucho de nosotros no contamos, un computador y un navegador web. Quizás para algunos lectores les tocó como a mi ir a la biblioteca, fotocopiar libros, escribir los capítulos y utilizar una máquina de escribir el cual los profesores no permitían errores de tipex (se acuerdan jeje). Esta nueva generación lo tienen todo, desde que se conectan por la web tienen las ventanas abiertas de infinitas posibilidades y fuentes de información para la investigación de sus tareas y actividades. Sólo hay que enseñarles la cultura del correcto uso de internet, ya que el mismo es una ventaja pero a su vez una peligrosa amenaza.

  • En los exámenes: Ya con los pasos anteriores se obtiene la preparación previa, ahora, como les dijo a mis hijos, te toca dar lo mejor de ti en la evaluación. Con la seguridad de que obtendrán buenos resultados porque anticipadamente se prepararon para ello. De igual forma tener estrategias y distribución del tiempo.
Son aspectos sencillos y fáciles de hacer, como he señalado en los artículos anteriores, son factores que están dentro de uno mismo, solo hay que conocerlos y llevarlos a la práctica. Porque al final, lo que deseamos es florecer, que nuestros hijos o familiares y amigos florezcan y sean personas de éxito. Ya que si ellos están bien, nosotros también estaremos bien.

Para finalizar, debemos tener claro nuestra pirámide de alto desempeño. Empezando a describirla de abajo hacia arriba nos encontramos con:
  • Capacidades Físicas: Tener una correcta nutrición, hacer ejercicios, dormir adecuadamente el tiempo necesario, más no abusar de él, es decir, dormir lo suficiente. Tener conciencia de grupo, unidad familiar, ya que la familia es el principal núcleo de nuestra sociedad, así que debemos tener la capacidad y entereza suficiente para solucionar cualquier tipo de problemas que se presenten con nuestros hijos principalmente, entendiendo que existen diferencias generacionales entre ellos y nosotros, pero este será otra sección que posteriormente estaré comentando. De igual forma saber equilibrar y controlar el estrés. Como ven, nuestra base de la pirámide es bastante completa.
  • Capacidades Emocionales: Tener calma y compromiso claro de lo que queremos alcanzar y lograr. Aceptar cada desafío como una oportunidad única de obtener nuevos aprendizajes, para ello debemos ser siempre optimistas, siempre encontrar el lado positivo de las cosas. Tener absoluta y plena confianza y disolver los miedos, las angustias, la tristeza y cualquier otro factor emocional negativo de nuestro yo interior. 
  • Capacidades Mentales: Tener enfoque y pensamiento positivo, lograr equilibrar y manejar el tiempo, una correcta visualización de los logros (un mapa mental) y practicar la meditación, una hermosa y nutritiva herramienta que servirá de mucho en nuestras vidas.
  • Capacidades Espirituales: En la cúspide de la pirámide, siendo la vigilante de nuestros procesos y acciones. Debemos tener trascendencia, de lo que hacemos y decimos. Por ejemplo yo espero tener trascendencia con mis palabras escrita y cambiar la forma de ver el mundo de nuestra generación de relevo y todo aquel que despierte algún interés. Como decía Wyane Dyer “…si cambiamos la forma de ver las cosas, las cosas que vemos cambian…”. Tener definida nuestra misión en la vida, valores, ética, practicar meditación (deporte, música, o algo que sirva de distracción y renovación de energía en tu ser superior) y tener la capacidad de servir a los demás, nuestro propósito.

Si valoramos esto y lo enseñamos correctamente a nuestros hijos y las personas que nos rodean, seguro haremos que vean los estudios como un bello y maravilloso mundo del conocimiento, del saber y no solamente como una obligación (Albert Einstein).
Namaste!!!

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